topbella
Mostrando entradas con la etiqueta Vecinos┊Adaptación. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Vecinos┊Adaptación. Mostrar todas las entradas

sábado, 13 de agosto de 2011

─═☆ Vecinos┊Adaptación ☆═─ » Capitulo 3





═─ » Capítulo 3

Tom, Lord de Kaulitz, sentado en la cabecera de su mesa miró boquiabierto al hombre delante de él. Hethe acababa de volver para varias semanas de batalla, luchando en nombre de su rey. Era algo lo que más estaba haciendo últimamente.
Realmente, era casi todo lo que había hecho desde la muerte de su esposa diez años atrás. Incluso antes que Gustav II mostrase su ambición constante de extender su poder, y Tom había utilizado la ambición del soberano para tener una excusa para no estar en la casa que compartía, primero con sus padres hiper críticos, y luego con Nerissa su joven esposa.
Se frotó el cansancio de sus ojos, deseando que pudiese borrar los recuerdos tan fácilmente. Los pensamientos sobre su pobre esposa muerta siempre lo hacían sentirse arrepentido. Ellos habían sido muy jóvenes. Ella aun mas joven.
Huyendo de los pensamientos como siempre hacía, Tom frunció el ceño ante Lord Georg.
“Explíqueme su presencia aquí nuevamente, por favor, mi lord”, él ordenó cautelosamente.
“El rey me mandó con este mensaje”, El hombre sacó el pergamino. “Y me ordenó pasar a buscarlo y llevarlo a Tiernay para que se case con Lady ______.”
“No puedes casarte con esa bruja!” Bill exclamó mientras Tom reticentemente tomaba el pergamino ofrecido y rompía su sello.
“Lady Tiernay no es una bruja,” Georg dijo con una mirada de reprobación al hombre de confianza de Tom — quien, por encima de todo, debería cuidar mejor de los intereses de su lord. “Acabo de venir de allá, y ella es bastante agradable.”
“Oh, sí. Bien… qué otra cosa diría usted, verdad? ” Bill murmuró.
“Ya vio a la dama en cuestión?” Georg preguntó irritadamente, luego sonrió con satisfacción cuando el hombre reticentemente sacudió la cabeza. “Bien, yo si, y ella es muy bonita. Muy”. Su voz se perdió entonces, y él agregó casi entre dientes, "Aunque su tía es un poco... especial”.
“Qué pasa con su tía?” Tom preguntó abruptamente, dándole la misiva del rey para que Bill pudiera leerla. El solamente estaba interesado en la firma, y la reconoció inmediatamente como la del rey. El había recibido suficientes misivas del hombre como para reconocer la escritura Gustav. La firma era suficiente para asegurarle que las reivindicaciones de Georg probablemente eran verdaderas. No era que realmente dudase de eso. Por qué el hombre mentiría sobre algo como esto?
La expresión de Georg prontamente se hizo irritada ante la pregunta, pero él simplemente sacudió la cabeza y preguntó, “Bien, qué me dice? Se casará con la dama o no?”
“Tengo otra alternativa?” Tom preguntó con una carcajada, pero él miró a Bill en vez de a Georg, buscando una respuesta. Su hombre levantó la vista del pergamino que estaba leyendo y sacudió la cabeza con disgusto.
“No creo”. Tom se pasó una mano por el cabello. La última cosa con la cual necesitaba lidiar ahora mismo era otra esposa. Aunque él había estado buscando una, la Tirana de Tiernay era la última que habría escogido.
Santo Dios! La mujer era una entrometida abominable, siempre enviando mensajes o reprobándolo por el modo en que él lidiaba con su gente. Por lo menos, eso era lo que había escuchado. El nunca había leído los mensajes personalmente, pero Bill le reportaba las novedades sobre ese asunto. Bill recibía las noticias de Stephen, su segundo hombre en comando, cuando Tom estaba lejos de la fortaleza. El joven Stephen era terriblemente hostilizado por esa mujer.
Ahora parecía que él mismo sería hostilizado —y no a través de mensajes impersonales.
Tendría que lidiar con la mujer personalmente. Demasiado personalmente, en realidad. Ese pensamiento fue suficiente para hacerlo saltar de la silla e ir rápidamente en dirección a las escaleras. Georg inmediatamente se puso de pie y lo siguió.
“Mi lord? Qué está haciendo?”
“Voy a tomar un baño”, Tom anunció sin diminuir la velocidad de sus pasos. “Espero tener permiso para tomar un baño para quitarme el hedor y disfrutar del resto de la noche antes que deba casarme con la muchacha? No creo que ella se vaya a escapar”.
“Oh. No”. Georg se detuvo al pie de las escaleras y permitió que Lord Kaulitz continuase solo. “Quiero decir, si — un baño y descanso serán buenos. Enviaré un mensajero para avisarle a Lady Tiernay que estaremos yendo mañana. Después de un desayuno rápido, le parece?” él agregó esperanzadamente.
“Después del almuerzo”, Tom lo corrigió. “Quiero escuchar como van las cosas en mis tierras antes que salir corriendo a otra propiedad.”
“Si. Después del almuerzo”, Georg concordó reticentemente.
Gruñendo en respuesta, Tom continuó escaleras arriba y hacia su cuarto.
Estaba de pie mirando la vista por la ventana varios minutos más tarde cuando se oyó un golpe en la puerta. Gritándole a quien fuese que entrase, no se quedó del todo sorprendido al ver que la puerta era abierta para revelar varios criados cargando una tina y numerosos baldes con agua calientes. El no había ordenado el baño, pero había mencionado su deseo de tomar un baño a Georg. Eso era suficiente que la acción se ejecutase. Los criados de Kaulitz estaban bien entrenados y eran rápidos para cumplir sus deberes. Eso era bueno; sus hombres habían escogido y entrenado a esos criados muy bien.
Tom observó en silencio como su baño era preparado; luego despachó a los criados.
Una de las criadas se quedó, preparada para ayudarlo con el baño, y aunque tenía pechos grandes y era bonita, él le indicó que se fuera también. Deseaba estar solo. Tenía que considerar ese asunto del casamiento. Estar casado nuevamente. Tener otra esposa de quien él sería responsable.
Sintiendo sus músculos tensarse ante la mera idea, rápidamente se quitó la ropas y entró en la tina. El agua se cerró a su alrededor como una amante tierna e invitante, se inclinó y cerró los ojos mientras sentía su cuerpo relajarse lentamente y su mente, vagar.
Había tenido unos meros doce años y Nerissa siete cuando su casamiento había sido arreglado. El tenía diecisiete y ella no mucho más que doce cuando sus padres se cansaron de esperar y decidieron realizar la ceremonia. Ambas partes habían estado ansioso por unir las familias — Kaulitz ofreciendo su apellido, su riqueza y su título y Nerissa los de su padre. Aunque joven como era en ese entonces, había sido suficientemente maduro como para sugerir — bastante enfáticamente — que demorasen el casamiento hasta que la niña fuese mayor. Pero ninguna de las dos partes quiso eso.
Desgraciadamente, Nerissa había sido la persona que había pagado el precio por las ambiciones de sus padres'. Había quedado embarazada inmediatamente, y luego había sido sacrificada en la cama de parto. Ella no había llegado a cumplir catorce años.
Tom nunca se perdonaría por haber fallado en persuadir a su padre para esperar. O tal vez podría haberse rehusado a consumar el matrimonio. Podría haber permitido que todos ellos pensasen que estaba consumado, y luego secretamente esperar hasta que ella tuviese un año o dos más. Pero no lo había hecho. En realidad, no había sido un muchacho tan maduro y ella había sido una niña adorable. Una buena dosis de alcohol y la firme instrucción de su padre habían asegurado que la acción fuese consumada. Nueve meses más tarde la había escuchado gritar como su hijo luchaba por llegar al mundo.
La criatura falleció, y Nerissa se desangró hasta la muerte con su bebé inerte aún dentro de ella.
Y luego Tom había luchado contra sus propios demonios y los enemigos del rey desde entonces. Semanas pasadas en campos de batallas se convirtieron en meses. Luchaba hasta cansarse del hedor y la imagen de la muerte, luego volvía a su casa, siempre esperando que esa vez realmente pudiese descansar. Que esa vez, su casa fuese el refugio que buscaba. Pero nunca hallaba ese refugio. Para él, los gritos de Nerissa todavía hacían eco en los corredores del castillo. Rápidamente, a veces en una cuestión de horas, se sentía ansioso por salir nuevamente. No podía hallar paz.
Ese día no era diferente, él pensó. Aunque esa vez no eran los gritos de Nerissa lo que hacían desear huir de las frías paredes de piedra de Kaulitz. No. Esa vez, la cosa que lo haría salir corriendo de vuelta a los campos de batalla era el mensaje que el hombre del rey acababa de entregarle. Casarse nuevamente— y con la tirana de Tiernay.
Era irónico, realmente. Esa vez él sería el sacrificado, y por el capricho del rey. No podía decir que era divertido.
Un golpe en la puerta lo sacó de sus pensamientos desagradables y Tom se sentó en la tina, diciendo “entre” mientas comenzaba a lavarse. El no se sintió muy sorprendido cuando Bill entró. A esa altura su hombre habría recibido el reporte de Stephen, y él le pasaría las noticias. Era la rutina habitual.
“Qué noticias hay?” Tom preguntó, mientras se lavaba la cabeza.
“Nada realmente. Por lo menos, nada que no hayamos escuchado en las misivas anteriores”.
Bill encogió los hombros, luego se sentó en el borde de la cama para contemplar a Tom.
“Realmente no te vas a casar con ella, verdad?”
Tom se quedó callado por un momento, luego preguntó, “La carta te sonó como un pedido o como una orden?”
“Una orden”, el hombre admitió reticentemente.
Tom hizo una mueca, luego encogió los hombros. “Supongo que tengo que hacerlo. Tenía que casarme nuevamente algún día”, él agregó, intentando aceptar la solución al asunto.
“Si, pero… con la tirana de Tiernay…” Bill parecía afligido, y Tom se rió ante su expresión.
“Si, bien. Me casaré con ella, me acostaré con ella; luego veremos si el rey necesita nuestros servicios para somete a ese hijo rebelde que tiene. Si dejamos a mi esposa en Tiernay y le hago visitas infrecuentes, las cosas no deberían cambiar tanto”.
El alivio de Bill era palpable, y Tom lo entendió. Bill había sido un niño flaco y menudo, frecuentemente burlado por los otros. Pero al final de su adolescencia, había tenido un crecimiento extraordinario que lo había convertido en el hombre alto y fuerte que ahora era. Eso, más su entrenamiento al lado de Tom, lo habían hecho en un caballero muy calificado. Tom sabía que su amigo esperaba ganar más gloria, la atención del rey, y tal vez que le concediesen tierras, por los servicios prestados con su espada. Esa era la razón por la cual Bill nunca había vacilado en participar en batallas con él, incluso alentaba a Tom a presentar voluntariamente sus servicios y sus hombres a Gustav. Tom, de repente enredado con una esposa y evitando ir a la guerra, podía estropear sus ambiciones. Pero Bill no debería tener miedo; Tom no deseaba asentarse.
“Acostarte con la tirana de Tiernay”, Bill dijo con un temblor fingido. “Ugh. Tienes mis sinceras condolencias”.
“Aprecio esas condolencias, Bill. Verdaderamente”. Él habló secamente, pero su mente se sintió tentada de recordar la imagen de la mujer. Ella había sido una niña cuando la había visto por última vez, una niña de tal vez diez años. Había ido a Tiernay después de la muerte de su padre para discutir y asegurar la continuación de los tratados entre Kaulitz y Tiernay con el padre de esa niña. Había sido el año de la muerte de Nerissa. Si, ella habría tenido más o menos diez años —sólo dos años menos que su propia novia cuando se había casado con ella. Pero la hija de Tiernay no mostraba en ese momento ninguna de las curvas o de la belleza de su Nerissa. Recordaba a una niña muy delgada y menuda. Probablemente no hubiese mejorado con el paso del tiempo. _____ de Tiernay probablemente fuese un palo de escoba con ropas.

viernes, 12 de agosto de 2011

─═☆ Vecinos┊Adaptación ☆═─ » Capitulo 2

Bueno aqui esta el segundo capitulo, esta ves les subiré algunas imágenes de los personajes =). Claro las imágenes de ti solo son por los vestidos y tu cabello =) así que cambiare de artista.





═─ »Capitulo 2

“No puede ser!” te sentiste mareada y asqueada. Sintiéndote temblar, sacudiste la cabeza determinadamente y escrutaste la cara de Georg. “Seguramente esto es una broma?”
Estabas tan enojada que ni notaste que estabas agitando el pergamino mientras mirabas a Lord Georg. Ni tampoco notaste la súbita preocupación en la cara del hombre mientras él lentamente sacudía la cabeza. “No, mi lady. El rey no hace bromas.”

“Pero debe ser... El no puede... Esto es... ” tropezabas con tus palabras cuando se oyó el sonido de pasos acercándose. Te diste vuelta, aliviada de ver a tu tía entrando en el recinto. La tía Nell siempre era la voz de la razón. Ella sabría qué hacer con esa… situación.
“Tia Nell!” hasta tu te quedaste sorprendida con el tono desesperado de tu voz mientras te levantabas de la silla y te apresuraba a saludar a tu tía que había sido como una madre para ti desde la muerte de tu propia madre algunos años atrás.
“Qué pasa, mi querida?” tu tía preguntó y tomó tus manos, su mirada fue al rasgado y arrugado pergamino que sujetabas y a tu rostro pálido.
“El rey... él envió a Lord Georg aquí presente.” señalaste al hombre en la mesa.
“Y él... ” Incapaz hasta de pronunciar las palabras, le pasaste el pergamino a tu tía, persuadiéndola a leerlo.
Tomando el mensaje rasgado, Lady Nell lo alisó y lentamente leyó su contenido.
Observaste como los ojos de tu tía volaban sobre las palabras en la hoja, luego hizo una pausa, volviendo a leer el principio nuevamente.
“No,” la mujer jadeó con un horror tan profundo como el tuyo, luego giró hacia el hombre callado acomodado en la mesa. “Esto es una broma, mi lord? Porque si lo es, es una muy mala realmente.”
“No, mi lady.” El hombre del rey se movió incómodamente en la silla, pareciendo extrañamente culposo. Su mirada recorrió el recinto, mirando a todos los lugares menos a los ocupantes, entonces él dijo, “El rey dictó esa misiva en persona y me ordenó para traérsela. Debo llevar esta otra a Lord Kaulitz y volver aquí para el casamiento. El rey pensó que sería bueno darle tiempo a las personas para que preparen la celebración.”
“Pero...” hiciste una pausa y sacudiste la cabeza, intentando recomponerte. “Pero, esto no puede ser. Lord Kaulitz es un hombre maligno, repugnante y cruel. El rey no puede esperar que yo me case con él!”
Cuando Georg permaneció mudo, con su cabeza gacha, rehusándose a encontrar tus ojos, comenzaste a darte cuenta que realmente se esperaba que hicieras eso. Un sopor te invadió, suavizando el horror, y te sentaste pesadamente en el banco. Tenías que casarte con tu vecino repugnante, bastardo y cruel. Tom. El Martillo de Kaulitz. El hombre que había quemado las casas de los aldeanos sin ningún propósito.
Dios querido, qué te haría él cuando estuviese descontento contigo?
“Debe haber un error”, la tía Nell anunció firmemente, sacándote de tus pensamientos desesperados. “Seguramente el rey no sería tan cruel como para forzar a mi sobrina a casarse con ese hombre. Tal vez él simplemente no entendió la situación. Debemos viajar a la corte y explicarle todo. Debemos...”
“El rey ya no está en la corte”, Georg interrumpió solemnemente. “El fue a Chinon a ver al joven Gustav y a remover a algunos de los miembros de su corte”.
Nell y tu intercambiaron miradas sorprendidas ante la mención del hijo del rey. Fuiste tu quien dubitativamente murmuraste, “Remover miembros de su corte?”
“Mmmm”. El rostro de Georg estaba lleno de disgusto. “Si. Gustav desea organizar un casamiento entre la hija del Conde de Marines y el joven John. El conde parece interesado, pero quiere estar seguro que John tenga buenas perspectivas primero. El rey ofreció entregarle los castillos Loudon, Mirebeau y Chinon, pero el Gustav joven objeta la decisión. El sólo concederá esos castillos si su padre le permite gobernar Inglaterra, Normandía o Anjou por derecho propio”.
“El quiere más poder.” Nell suspiró con disgusto.
“Si”. Georg sacudió la cabeza solemnemente. “Era un error que el rey corone a su hijo mientras él mismo todavía vive. El muchacho quiere que el poder que viene con el título.”
“Pero qué tiene que ver eso con remover miembros de su corte?” Nell preguntó impacientemente.
“Ah, bien, el rey primero pensó en tomar a Gustav bajo custodia como advertencia, pero él cree que alejado de las influencias de los jóvenes cortesanos de Gustav, su hijo mayor se comportará de una manera más adulta”. Él habló francamente, entonces, pareciendo darse cuenta que estaba contando chismes, frunció el ceño y cambió de tema volviendo al asunto en cuestión. “En cualquier caso, ver al rey no haría ninguna diferencia. El ya tomó una decisión. El cree que usted, lady _____, y Lord Kaulitz deberían resolver sus problemas entre ustedes, y desea que el casamiento se lleve a cabo inmediatamente. Yo debo ser testigo de que sea así.”
Bajaste la cabeza, tu mirada se posó en el pergamino que tu tía todavía sujetaba, prueba de la decisión del Rey Gustav en el asunto. Estaba claramente escrito en el mensaje, pero por el momento las palabras de tu tía te dieron cierta esperanza. Si pudieses hablar con el rey, rogar su clemencia...
Un movimiento y un susurro detrás de tu hombro derecho te sacaron de tus pensamientos. Dándote vuelta, viste a Ducky. La criada estaba retorciendo sus manos, había pesar y miedo en su rostro mientras te observaba. Obviamente, la mujer había escuchado lo suficiente como para saber lo que el mensaje ordenaba, y ella no estaba menos horrorizada por la misiva que tu. Enderezándote, forzaste una sonrisa tranquilizadora en tu rostro para calmar a la criada, luego miraste a tu alrededor con un sobresalto cuando tu tía — la más dulce y educada de las ramas — de repente gritó como el carrero más boca sucia.
“De dónde carajo él sacó una idea tan lunática como esta?”
Usaste unos segundos para mirar azorada a tu tía, luego giraste para oír la respuesta de Georg. El no parecía ansioso por darla. De hecho, parecía bastante reticente. Culpa. El hombre se estaba moviendo en la silla con incomodidad. Estabas comenzando a sentir un extraño presentimiento cuando tu tía de repente manifestó esa sospecha en voz alta.
“Usted!”
Georg abruptamente se congeló, la expresión en su cara era la de un niño sorprendido mientras entra a robar a una despensa.
“Fue usted”, jadeaste con horror, insegura si preguntarle el por qué o simplemente ir a atacar la garganta del hombre. Antes de que pudieses hacer cualquiera de las dos cosas, Georg estaba de pie y yendo hacia el otro extremo de la mesa.
“Bien, debería estar partiendo ahora. Al rey no le gustan las demoras, y como Kaulitz no queda lejos... se está haciendo tarde y no se viaja tan de noche, no les parece?”
La pregunta era retórica, estabas segura. Por lo menos, el hombre no parecía dispuesto a permanecer para dar una respuesta. Se estaba moviendo en dirección a la puerta principal ahora y hablando muy rápidamente también. Deseaste que se atragantase con la comida que le habías servido.
“Fui informado que Lord Kaulitz está actualmente en camino a su casa después de haber realizado una tarea para el rey”, él continuó mientras tu tía comenzó a seguirlo lentamente, con los ojos estrechados y furiosos. “Así tendrán bastante tiempo para preparar el banquete de bodas. Me parece que deberían planearlo para el fin de la semana que viene. Eso parece lógico. Enviaré un mensajero por adelantado, de forma que puedan atender los detalles de último momento”. Fue lo último que dijo mientras salía por la puerta.
“Rata!” Nell dijo severamente una vez que la puerta de la fortaleza se cerró detrás de él.
Concordaste con su calificación, pero tenías otras preocupaciones más urgentes. “Por qué él le sugeriría al rey que Kaulitz y yo nos casemos?”
“Por qué, me pregunto yo?” tía Nell murmuró, luego retrocedió para colocar sus manos sobre tus hombros para reconfortarte.
“Por cierto no vas a casarte con él ?” Ducky jadeó, avanzando para unirse a ustedes. “No con Hammer?”
“Espero que no, Ducky. Verdaderamente lo espero”. Tus hombros se hundieron con tristeza.
“Qué harás?”
Frunciendo el ceño, comenzaste a retorcer tus manos mientras tu mente barajaba posibilidades. Huir? A dónde? Implorarle al rey? Cómo? él estaba determinado a que el casamiento se realizase el fin de semana. Matar a tu futuro marido? Una buena idea, pero no muy práctica, admitiste.
“Mi lady?” Ducky preguntó ansiosamente.
Suspiraste. “No estoy segura de que puedo hacer,” admitiste.
Ducky agrandó sus ojos con horror. “No puedes rehusarte? Sólo negarte y...”
“Y si el rey me manda a una abadía? Prefiero casarme con ese hombre y matarlo que ser encerrada en un monasterio! Quién cuidaría de mi gente si eso sucediese? Hammer. Tiernay sería entregada a él como mi dote si me rehuso a cumplir las órdenes del rey. ”
Ducky se mordió el labio, luego se inclinó más cerca para susurrar. “Maggie sabe bastante sobre hierbas. O la vieja Joan, la Curandera. Ella podría saber de algo que podríamos darle a él...”
“Muérdete la lengua,” la retaste, cubriendo la boca de la criada con tu mano y mirando nerviosamente el gran salón vacío. “Nunca quiero oír una sugestión así de vos nuevamente, Ducky. Podrías terminar ahorcada en el patio.”
“Pero, qué harás?” La criada parecía triste cuando quitaste tu mano de su boca. “No puedes casarte con Hammer”.
Suspiraste nuevamente. “Parece que tendré que hacerlo. No puedo negarme a una orden directa del rey.”
“Por qué no?” Ducky preguntó frenéticamente. “Hammer hace eso muy frecuentemente. Por qué, él...”
“Es la solución!” la tía Nell, quien había estado muda y pensativa en esos minutos, agarró tus brazos excitadamente, sin darse cuenta te dio una sacudida.
“Qué?” preguntaste con un rayo de esperanza.
“Vos no puedes rehusarte. Pero Hammer puede. El es un lord demasiado poderoso como para que el rey pueda forzarlo, si él realmente desea negarse.”
Ducky bufó. “Y realmente piensas que Hammer va a querer negarse a casarse con ella? Mírala! Ella es tan bonita como su madre lo era. Y también más dulce que la miel. Y también están sus tierras. Quién se rehusaría a recibir una dote como Tiernay?”
Decaíste ligeramente, pero la tía Nell simplemente enderezó tus hombros y habló. “Entonces debemos hacer que vos y Tiernay sean menos atractivos”.
Ducky pareció dudosa. “Georg ya vio que ella es una muchacha bonita. No puedes de repente ennegrecerle los dientes y afeitarle la cabeza.”
“No”, concordaste lentamente, una sonrisa pequeña se curvó en tus labios mientras una idea genial nacía en tu mente. “Pero hay otras cosas que podemos hacer.”

Bueno espero les gustara =)

jueves, 11 de agosto de 2011

─═☆ Vecinos┊Adaptación ☆═─ » Capitulo 1

Bueno espero le guste, aquí les dejo el capitulo 1!!!

Inglaterra, 1173

“Maldición!” El Rey Gustav abolló el rollo de papel que había leído en una bola y lo lanzó al piso con disgusto. Pasó un momento murmurando sobre las manías y obsesiones de las mujeres, luego suspiró con resignación y extendió su mano hacia Georg. “Puedes darme el mensaje de Lord Kaulitz”.
Las cejas del hombre se arquearon con asombro ante el pedido, un poco de miedo mezclado con desconfianza aparecieron en sus ojos. “Cómo lo sabe?”
“No es magia ni adivinación ni nada parecido, Georg, simplemente experiencia. Nunca recibo un reclamo de Lady Tiernay sin que reciba un mensaje de Lord Kaulitz. Además, vi a su hombre cabalgando más temprano y asumí que él traía un mensaje. Ha habido algunas pequeñas insurrecciones en Normandía, y le pedí a Tom que se ocupase de ellas por mí. Sin duda él está esperándome para hablarme sobre eso”.
“Ah”. Relajándose, el hombre le dio el documento en cuestión.
Gustav abrió el pergamino un poco irritado por tener que explicar todo. Georg solo estaba trabajando en reemplazo de su capellán hacía dos días—su secretario habitual estaba enfermo—pero Gustav ya estaba deseando su pronta recuperación. Su substituto era un hombre muy nervioso y supersticioso, y parecía estar extremamente dispuesto a creer en la reputación Gustav como la semilla del diablo”. Sacudiendo la cabeza, Gustav enfocó su atención en el pergamino que ahora sujetaba. Un momento más tarde, estaba arrugando el pergamino y lanzando el bollo al piso no lejos del primero, y Gustav se puso de pie para empezar a caminar impacientemente delante de su trono.
Como esperaba, Lord Kaulitz había sofocado las pequeñas revueltas en Normandía y estaba en camino a su casa. Pero él también había agregado un reclamo o dos sobre su vecina. Parecía que su vasallo se sentía poderosamente hostilizado por la Lady de Tiernay y estaba asediando al rey con cartas respecto a esa mujer.
En el mensaje el Martillo de Kaulitz respetuosamente solicitaba que el rey hiciese algo respecto a esa mujer… o, él mismo, lo haría.
Sonaba muy parecido a una amenaza, y a Gustav le desagradaba mucho ser amenazado por uno de sus vasallos. De hecho, si Tom no fuese un guerrero tan valioso y no lo hubiese ayudado tan frecuentemente en los últimos diez años, lo habría hecho castigar. Pero, a diferencia de su padre, Tom había sido un hombre muy útil.
El rey hizo una mueca al pensar en el previo Lord de Kaulitz, el padre de Tom. Nacido como segundo hijo, Jörg había esperado tener permiso para unirse a un monasterio y vivir su vida rodeado por los polvorosos escritos papales que tanto adoraba.
Desgraciadamente, su hermano primogénito había muerto, forzándolo a abandonar esos planes a favor de un matrimonio que produjese un heredero. El hombre había descargado todo su resentimiento en su hijo.
Para ser honesto, en opinión de Gustav, Jörg había sido un loco. Afortunadamente, Tom todavía no había demostrado la misma tendencia. Desgraciadamente — para Tom, por lo menos —tampoco había demostrado la ansiedad por aprender lo que su padre había pasado, y ellos dos no se habían llevado nada bien. El odio de Jörg dirigido al muchacho lo había hecho huir de su casa y presentarse al servicio de Gustav cuando había ganado sus espuelas como caballero.
Ah, si la pérdida de Jörg había sido una ganancia para él, Gustav decidió. Pero eso no eximía a Tom de su obligación para respetar a su rey.

“Qué mierda voy a hacer con estos dos?” el rey preguntó a frustración.
“No estoy seguro, su excelencia. Cuál es el problema exactamente?” Georg preguntó tentativamente.
“Me doy cuenta que ambos están reclamando — y por su reacción, diría que bastante frecuentemente— pero, de qué se quejan exactamente?”
Gustav giró para lanzarle una mirada feroz, abriendo la boca para explicarle que su pregunta había sido retórica, cuando cambió de idea.
Por el contrario, él dijo, “Lady Tiernay me escribe para advertirme del comportamiento cruel y abusivo de su vecino hacia sus siervos y los aldeanos, porque ella sabe que yo no deseo ver a ninguno de mis súbditos siendo maltratados”.
“Ah... ” Georg dijo nuevamente, reprimiendo una sonrisa sarcástica ante la imitación del rey de la voz chillona de mujer. “Y Lord Kaulitz, de qué se queja?”
Gustav lanzó una carcajada. “El me escribe diciendo que Lady Tiernay es entrometida, chismosa y una arpía que le hace la vida imposible”.
“Hmmm”. El nuevo capellán se quedó callado por un momento, luego murmuró, “Su excelencia, la esposa de Kaulitz no murió varios años atrás?”
“Si. Diez años atrás. En un parto. Y Tom ha sido mi mejor guerrero desde entonces.
Siempre dispuesto para pelear, siempre en campaña con mis misiones. No sé qué haría sin él”.
“Lady Tiernay no perdió a su marido cuatro o cinco años atrás?”
“Qué?!!” Gustav frunció el ceño brevemente, luego su expresión se relajó. “Oh, no. Ese era su padre. Lady Tiernay nunca se casó. Una negligencia de su padre por no haberse ocupado de eso antes de su morir”.
“Ella está en edad casadera, entonces?”
“Oh, si. Ella ha pasado la edad para casarse, me parece. Ella debe tener…”
Gustav hizo una pausa, calculando mentalmente. “Creo que ella debe tener veinti... y pico de años”. Gimiendo, él apoyó su mano en el trono. “Y hay otro problema. Debería haberla casado hace rato. Cómo carajo pueden esperar que le encuentre un marido a una arpía como ella?” Nuevamente, el rey comenzó a caminar inquietamente.
“Tal vez ya haya encontrado uno, se excelencia”, Georg ofreció con osadía. Cuando el rey lo miró severamente, él encogió los hombros. “Quizás la solución sea hacer que Lord Kaulitz se case con ella. Resolverá ambos problemas de una sola vez. Ella estará casada, y ellos se verán forzados a resolver sus conflictos solos, sin molestar al rey”.
“Ellos se van a matar en menos de una semana!” Gustav predijo con disgusto.
“Quizás”. Georg hizo una pausa ingenuamente. “Pero aún así ambos problemas estarán resueltos, o no?”
Gustav lo contempló con admiración. “Maldición, Georg”, él finalmente jadeó. “Tienes una mente aguda y maliciosa”. él se apresuró a volver a su trono y empezó a hablar excitadamente. “Debes escribir dos mensajes en mi nombre… y llevar adelante este plan!” Entonces se dio vuelta hacia el capellán con una mirada peligrosa en sus ojos. “Y, Georg,” él agregó. “No me falles”.

═─ » Capítulo 1

Nadie se sorprendió cuando pateaste la pelota. Solamente habías hecho una pausa en tu camino a través del patio para observar jugar a los niños cuando la pelota de trapo de repente rodó en dirección tuya, y _____ impulsivamente la pateaste. Fue un error.
Goliath, quien estaba a tu lado como siempre, interpretó eso como una señal de que iban a jugar. El corrió detrás de la pelota en un segundo, ladrando alegremente y corriendo como el viento. Intentaste llamarlo de vuelta, pero tu voz fue fácilmente tapada por los gritos de los niños que empezaron a correr detrás del enorme perro. Goliath alcanzó la pelota primero. Desgraciadamente, él no entendía las reglas del juego y, como animal de caza, no la trajo de vuelta inmediatamente. Por el contrario, la tomó entre sus mandíbulas fuertes y la mordió.
No pudiste oír el material rasgándose, pero supusiste  lo que sucedía cuando las plumas de repente llenaron el aire alrededor de la bestia. Satisfecho porque había matado a su presa, Goliath caminó alegremente por al lado de los niños desesperados para soltar la pelota arruinada tus pies. Luego se sentó cómodamente sobre sus patas delanteras lo que consideraste el retrato vivo de la satisfacción. Sacudiendo la cabeza, te curvaste para levantar y examinar el juguete dañado.
“Mi lady?”
Sacaste su atención de la pelota y miraste a las dos mujeres que aparecieron a tu lado. “Si?”
“Esta es Maggie,” Ducky dijo suavemente. Ducky era tu criada, y también una buena amiga. Si ella había traído a esa otra mujer con ella, era porque había algo que las dos necesitaban. Estudiando amablemente a la mujer mayor, decidiste que te gustaba lo que veías.
“Hola, Maggie.” saludaste a la mujer, luego ladeaste tu cabeza ligeramente. “Nos sos de Tiernay.” No era una pregunta. Conocías a todas tu gente; te esforzabas por conocerlos a todos. Esa mujer no era uno de ellos.
“No, mi lady. Vengo de Kaulitz.”
Tus labios se apretaron con la noticia. Eso sólo podía significar problemas. Tus pensamientos fueron distraídos por un murmullo de descontento cuando los niños llegaron y se pusieron alrededor tuyo. Sus pequeños ojos acusadores movieron hacia Goliath y al juguete ahora inservible.
“Voy a arreglar eso”, aseguraste culposamente, aliviándote cuando viste que la promesa parecía satisfacerlos. “Ven”.
La orden era para Goliath, quien inmediatamente se puso de pie para seguirte, mientras te dirigías a la fortaleza, y las mujeres te obedecieron también. Ducky y Maggie prontamente te alcanzaron mientras los niños corrían detrás de ustedes. Cruzaron el patio, subieron los escalones y entraron a la fortaleza de Tiernay.
“Voy a necesitar algunas plumas, Ducky,” anunciaste mientras cruzabas el gran salón.
“Si, mi lady”. La mujer partió rumbo a las cocinas donde el Cocinero había estado pelando gallinas toda la mañana para la comida de la noche.
“Ustedes niños vayan a esperar a la mesa. Voy a hacer que Ducky les traiga algo para beber y dulces mientras esperan.” Diciendo eso, llevaste a Maggie y a Goliath hacia dos sillas que había cerca del fuego. Sentándote en tu lugar habitual, le hiciste señas a la mujer para que tomase el otro lugar, luego comenzaste a revisar en la pequeña cesta buscando tu aguja de costura e hilo. Goliath se acomodó en el piso a tus pies.
Estabas consciente del modo en que la mujer vaciló, luego se sentó incómodamente en el borde de su silla. Acababas de encontrar los dos artículos necesarios cuando Ducky apareció a tu lado con una fuente de madera conteniendo las plumas solicitadas.
“Gracias”. Aceptaste la fuente y sonreiste a la mujer.
“Podrías buscar a alguien para que les traiga a los niños algunos refrescos y dulces mientras ellos esperan?”
“Si, mi lady”.
Colocaste el hilo en la aguja, tu atención enfocada en la tarea mientras le preguntabas a Maggie, “Entonces, sos de Kaulitz?”
“Si”. La mujer aclaró su garganta y se movió incómodamente en su silla.
“Solía estar a cargo de las criadas allá”.
“Solía?” preguntaste. Levantaste la vista al tiempo de notar la amargura que cruzó la cara de la criada.
“Si. Fui echada de allá”, la mujer admitió reticentemente. Un minuto más tarde ella reveló, “El lord sólo quería jóvenes bonitas como criadas para servir en las habitaciones”.
Tu boca se apretó. Esa noticia no te sorprendía. Muy poco podía sorprenderte respecto al comportamiento de Hammer* Kaulitz. (*Hammer en inglés significa martillo). El trabajo y los servicios duros frecuentemente no eran Retribuidos amablemente por ese hombre. Cruel y bastardo, pensaste con irritación, entonces te forzaste a comenzar a remendar el rasgón de la pelota de los niños.
Después de varios puntos te sintiste suficientemente tranquila para preguntar, “Y qué has estado haciendo desde entonces?”
La mujer aclaró su garganta nuevamente. “El granjero White me estuvo cortejado hasta entonces. El era viudo”, ella explicó, ruborizándose como una muchacha adolescente. “Cuando me echaron, nos casamos. Atendí su casa y lo ayudé en la granja.” Su sonrisa y el rubor se debilitaron, dando lugar a la palidez y el cansancio. “El murió dos semanas atrás”.
“Lo siento mucho”, dijiste. Lágrimas saltaron a los ojos de la mujer, Maggie bajó la cabeza, y volviste tu atención a tu tarea.
Abriste la pelota y comenzaste a llenarla con plumas. Casi habías terminado con la tarea cuando Maggie se recuperó lo suficiente como para continuar.
“Supe que habría problemas. Yo no podía administrar la granja sola, por supuesto…”
“El te echó de allí y le dio la granja a otra pareja,” adivinaste.
No era un hecho infrecuente, pero en tu opinión era cruel tratar tan mal a alguien que había trabajado tan duramente y fielmente por tanto tiempo.
Maggie sacudió la cabeza. “Como siempre el envió al pobre joven Stephen para hacer el trabajo sucio.”
Sacudiste la cabeza. Stephen era el segundo en comando de Lord Kaulitz, el hombre dejado a cargo de Kaulitz mientras Hammer estaba afuera. Lo que parecía ser bastante frecuentemente. Lord Kaulitz siempre parecía estar involucrado en una u otra batalla. Pero aunque Stephen era el administrador del Castillo de Kaulitz, ninguna de las decisiones eran suyas. Seguramente Hammer le ordenaba al hombre que hiciera una u otra cosa— ninguna de ellas muy agradable. El joven Stephen sufría horriblemente por ser forzado a ejecutar tales acciones malvadas.
“Hizo que Stephen confiscase todo lo que había en la cabaña en nombre del impuesto”, Maggie continuó, llamando tu atención de vuelta hacia ella. “Entonces ordenó quemar todo eso delante de mí y me echó.”
Tus ojos se agrandaron incrédulamente. Se trataba de un impuesto de morte, un aspecto legal del sistema feudal. Pero confiscar hasta la última posesión, y luego quemar todo… bien, eso era directamente cruel. Deliberadamente cruel. “Stephen hizo eso?”
Maggie hizo una mueca. “Si. Él es un criado fiel. Se disculpó mientras, hacía eso.”
Sacudiste la cabeza solemnemente mientras terminabas de llenar la pelota y te preparabas para coser la parte final. Obviamente el joven Stephen había hecho eso. El cumplía órdenes de su lord.
“Su madre habría llorado al verlo forzado a actuar de ese modo.”
Levantaste la vista interrogativamente ante las palabras de la mujer y Maggie explicó. “Nosotras éramos amigas cuando ella vivía en la aldea. Se le habría roto el corazón.”
“Ella está muerta?” educadamente preguntaste, sabiendo que la criada necesitaba cambiar de tema para mantener la compostura. Pero si hablar sobre la madre de Stephen la ayudaría a poner distancia de sus pérdidas recientes, no veías  razón para no complacerla.
“Oh, no. Ella no está muerta. Pero cuando Stephen fue nombrado administrador y fue forzado a ejecutar estos castigos severos… Bien, ella no pudo aguantar ser testigo de eso. Ella dejó la aldea. La mayoría de las personas piensan que ella está muerta, pero yo creo que ella está viviendo en la frontera entre Tiernay y Kaulitz. Stephen frecuentemente cabalga para ese lado y desaparece toda la tarde. Creo que la está visitando”. Ella se silenció por un momento, luego agregó, “El partió con ese rumbo después de quemar mis cosas. Probablemente también fue a visitarla en esa ocasión.”
Observaste la expresión perdida en la cara de la mujer y el modo en que ella se hundía en la silla y suavemente dejiste, “Y entonces viniste a Tiernay.”
“Si”. Maggie se sentó un poco más derecha. “Mi hija se casó con o el cantinero de la aldea diez años atrás.”
Sacudiste la cabeza. Conocías al dueño de la cantina y a su esposa.
“Y ellos se ofrecieron a llevarme con ellos… pero ellos deben tener su permiso primero.”
Te quedaste callada por varios segundos. Eras responsable de las tierras y de toda la gente que vivía en ella, y entonces, como la mujer decía, tu permiso era imperativo antes que cualquiera de los inquilinos pudiesen mudarse. Tu primer instinto era simplemente asentir y decirle a Maggie que era bienvenida en Tiernay. Pero habías notado un tono extraño en la mujer cuando había hablado de la oferta de su hija. No había duda de que Maggie había trabajado toda su vida. Perder su puesto en el Castillo de Kaulitz debía haber sido muy desmoralizante. Su casamiento y posición como esposa del granjero habían salvado un poco de su orgullo, pero ahora estaba reducida a aceptar la caridad de su propia hija. Sospechabas que eso irritaba a la mujer, y ahora, considerando el asunto seriamente, sacudiste la cabeza. “No.”
“No?” Maggie parecía a punto de estallar en lágrimas, y mentalmente te retaste por expresar tus pensamientos en voz alta.
“No habrá caridad para vos, Maggie. Vos todavía sos fuerte y saludable. Puedes trabajar. Y sucede que me está faltando alguien con sus habilidades.”
Maggie perdió su mirada trágica, y la esperanza lentamente llenó su rostro mustio.
“Si. Edwith solía estar a carga de mis criadas aquí. Ella murió un mes atrás y todavía no tengo con quien substituirla. Ducky tiene que ocuparse de ese trabajo mientras también atiende sus propios deberes. Estarías haciéndonos un gran favor si tomase el lugar de Edwith. Le sacaría un gran fardo a Ducky.”
“Oh!” Para tu preocupación, la mujer repentinamente empezó a llorar. Por un momento, temiste haberte equivocado y que Maggie deseaba quedarse con su hija. Entonces la mujer te sonrió entre las lágrimas, y te relajaste.
“Oh, mi lady. Gracias”, la nueva jefa de criadas jadeó, positivamente contenta con la idea de ser útil nuevamente.
“Gracias”, dijiste firmemente, luego le sonreíste a Ducky, quien de repente apareció a tu lado. “Tal vez Ducky podría hacer con vos un recorrido por el castillo y presentarte a las muchachas que estarán bajo tu dirección”.
“Claro”. Ducky le sonrió a la otra mujer, luego te miró de vuelta.
“Boswell dice que hay un grupo aproximándose.”
“Un grupo?” levantaste una ceja interrogativamente, y Ducky sacudió la cabeza asintiendo.
“Si. Ellos llevan el estandarte del rey”.
Hiciste una pausa, luego sonreíste ampliamente. “Bien, bien. Si llegas a ver a mi tía en tu recorrida, cuéntale la noticia.” Con eso, rápidamente diste la última puntada a la pelota, amarraste y cortaste el hilo. Las dos mujeres se marcharon, y llevaste la pelota a la mesa donde sus dueños todavía estaban comiendo y bebiendo.
“Aquí tienen,” dijiste alegremente, colocando la pelota en la mesa. “Como nueva. Apresúrense con la comida, luego vayan afuera a jugar. Es un día demasiado lindo para estar en un lugar cerrado.”
Corriste hacia la puerta de la fortaleza, sacudiendo tu falda mientras te movía.
Los viajantes estaban atravesando los portones del patio cuando saliste a la luz.
Esperaste que Goliath te alcanzase, luego cerraste la puerta detrás del perro y rápidamente alisaste tu cabello. Te sintiste nerviosa.

Ese era un grupo del rey, Ducky había dicho, y podías ver que tu criada tenía razón. El estandarte de Gustav II flotaba a la vista de todos — y tu lo estabas mirando. Había llegado el día. El rey probable estaba respondiendo finalmente a las muchas cartas que le habías mandado respecto a Lord Kaulitz.
Esa era la única explicación para esa visita.
Le hizo bien a tu corazón. Habías comenzado a temer que el rey fuese indiferente al comportamiento frío y hasta cruel de tu vecino. Te habías sentido frustrada e impotente por tu incapacidad para hacer algo más que observar a los siervos y aldeanos de Kaulitz escapando y buscando refugio en Tiernay, y escribir cartas de protesta. Porque, algunas veces hasta habías llegado tan lejos como comprar a las posibles futuras víctimas de Kaulitz y salvarlas de la ira del hombre. Lord Tom, el Hammer de Kaulitz, ciertamente era el diablo con forma humana.
Pero finalmente el rey había enviado a alguien para ocuparse del asunto. Por lo menos, eso asumías, que él había enviado a alguien. Esa compañía de hombres era muy pequeña para contar al rey entre ellos. No. El obviamente había enviado a un hombre en su lugar para atender el asunto, y eso te parecía bien. El caso muy probablemente no fuese de mucha importancia para el rey; pues sólo afectaba a aquellos a quien Hammer abusaba. Comparado con las miserias de todo el reino, ese era un problema menor. De hecho, las personas de Kaulitz eran muy afortunados porque el rey Gustv estaba ocupándose personalmente del asunto.
Ese pensamiento te alegró, esperaste pacientemente hasta que el grupo de hombres alcanzó la parte inferior de los escalones de entrada; entonces fuiste a saludarlos, con Goliath a tu lado.
“Lady Tiernay?” Era el más rubio del grupo quien la saludó. El tenía una expresión esperanzada.
“Si. Viene de parte del rey”. Declaraste lo obvio, y el caballero sacudió la cabeza, una sonrisa se curvó en sus labios mientras tomaba tu mano y se inclinaba para depositar un beso sobre tus nudillos. “Lord Georg, a su disposición.”
“Es bienvenido aquí en Tiernay, Lord Georg,” dijiste formalmente, luego colocaste la mano sobre tu brazo y giraste en dirección a los escalones. “Debe estar hambriento y sediento después del viaje. Permítame darle la bienvenida con comida y bebida”.
Sacudiendo la cabeza, Lord Georg subió los escalones contigo, dando órdenes por encima de su hombro mientras avanzaban. Casi alcanzaban la puerta de la fortaleza cuando el grupo de niños salió. Riendo y gritando en un segundo, y azorados y mudos al siguiente. Viendo a Lord Georg y a ti, el grupo murmuró sus disculpas y bajó los escalones, para lanzarse en una carrera ruidosa una vez que estaban en el patio. Sonreíste e ignoraste la mirada interrogativo que Georg te lanzó.
Haciéndolo entrar, guiaste al hombre del rey hacia la mesa que los niños habían dejado. Lo acomodaste en la silla de la cabecera que tu padre siempre había ocupado, luego te excusaste para hacer un viaje rápido a las cocinas. Volviste minutos más tarde con un grupo de criados siguiéndote, trayendo la mejor comida y el mejor vino disponible en la Fortaleza Tiernay, en tus más bellas bandejas de plata. Después que nerviosamente supervisaste el servicio de Lord Georg, te acomodó al lado de él y sorbiste calladamente de un jarro con aguamiel mientras él comía. Estabas impaciente por confirmar el propósito de su visita, pero sabías que sería rudo hacer eso antes que él satisficiese su hambre y su sed.
Afortunadamente para tu estado de ánimo, Georg no era un hombre de perder tiempo saboreando la comida. El devoró una cantidad asombrosa de comida —y aún más de vino — en un instante, luego se sentó hacia atrás con un suspiro satisfecho y sonrió.
“Debo elogiar su buena mesa, mi lady”.
“Gracias, mi lord”, murmuraste, preguntándote como sacar el tema del propósito de su viaje. Georg pronto puso fin a esa preocupación sacando un rollo de papel de entre sus ropajes voluminosos.
“Le traigo noticias del rey”. él colocó el pergamino delante tuyo, luego aguardó a que lo leyeses.
Con manos de repente temblorosas, rompiste el sello y rápidamente desenrollaste el pergamino, tu mente febrilmente evaluando las posibilidades de como el rey tenía intención de castigar tu vecino por el tratamiento rudo que le daba a las personas.
Designar a alguien para vigilarlo? Imponerle una multa? Castigarlo?
“Casarme con él? ” Las palabras parecieron gritar desde el pergamino mientras leías su contenido.

Comenten que les pareció, creo que ahora ya pueden comentar con esta plantilla =)